MUJERES EMPODERADAS EN LA MIRA
La fuerza de una mujer
En este espacio mi objetivo principal es compartir vidas reales de mujeres que prueban diariamente su fuerza y poder, tomando la decisión de luchar para mejorar sus vidas.
ALBANI PALENCIA
Albani entró en el mundo del baile desde muy pequeña. Sus primeros recuerdos son de ella en las fiestas infantiles venezolanas, donde participaba y ganaba concursos de niñas bailando “la maraquita” y otras músicas propias de Venezuela. Este amor por el baile fue incrementando. Ella le dijo a su mamá “quiero bailar” y su mamá no lo dudó ni un segundo para llevarla a unas danzas que había en su urbanización en Palo Negro, Aragua.
Ella recuerda que se inspiró en Andrea Leal, una vecina que bailaba y a la cual ella admiraba. Entonces, comenzó a participar en el baile formalmente con ella. Hizo varias presentaciones en el teatro Ateneo de Maracay, Aragua. Estando ahí, se formó una parceria con la academia de danzas nacionalistas “María Márquez” y fue participando en esas parcerias donde conoció a su primer amor, un amor a primera vista: la academia de ballet “Linda Jelambi”, una de las escuelas de ballet más reconocidas de Venezuela.
Cuando veía a las bailarinas de ballet mantenerse detrás de los telones y bailar increíblemente en el escenario, Albani sentía mucha ilusión, amor y ganas de hacer lo mismo que ellas. Bailaban neoclásico, donde los bailes típicos de Venezuela eran adaptados al ballet, tales como: Pajarillo, María Lionza, Doña Bárbara.
Más tarde, se retiró de las danzas a los 11 años para entrar en la escuela de “Linda Jelambi”, situada en la Torre Sindoni de Maracay, Aragua. Ahí pasó por pruebas para saber su nivel y entró en el primer año de ballet de los 8 años que son exigidos para ser una bailarina de ballet profesional.
Bailaba 4 días por semana, por 4 horas y media. A veces le tocaba ir el sábado todo el día, cuando las competencias se acercaban. Todo lo que se hacía en esa escuela con el baile se transformaba en experiencias, en historias, en algo mágico contado a través del lenguaje corporal. Veían clases de actuación, baile contemporáneo, expresión del ballet y eso le permitía a Albani tener herramientas como bailarina, siendo una escuela muy completa para ella.
“El ballet duele y mis pies siempre estaban adoloridos, pero si no hubiese pasado por todos esos años de ballet no habría desarrollado la capacidad de aprender cualquier estilo de baile nuevo. Aprendo con una agilidad y rapidez eficaz, y eso fue gracias al ballet”, dijo Albani Palencia.
Sus padres tuvieron un papel fundamental en la formación de Albani como bailarina. Ellos mantenían esa llama encendida llenándola de amor, a pesar de las dificultades financieras de un país como Venezuela. Su madre trabajaba duro para cubrir los gastos económicos, pues el ballet es una disciplina costosa. Y su papá siempre estuvo presente cuando ella debutaba en el escenario, esperándola con flores y chocolates por su gran actuación. Ambos lucharon para que ella cumpliera su sueño.
Mientras bailaba ballet conoció el sensuafro, ragga jam, dancehall y comenzó a ensayar en paralelo. Esta parte de su trayectoria en el baile le dio la habilidad para interpretar coreografías de bailarinas como Sonia Soupha y Laure Courtellemont. Se presentó en varios escenarios de Maracay y creó su propio grupo de baile llamado ODF “Original Dance Feeling”.
Luego, sus sueños cambiaron de horizonte cuando, faltando dos años para graduarse de “Linda Jelambi”, tuvo su primer embarazo. Aunque entrenó y enseñó por casi todo el embarazo, ya sus planes eran emigrar de Venezuela por su situación precaria y complicada. Año tras año era más difícil encontrar recursos para tener una vida estable en Venezuela y en el 2017 se retiró del ballet y pausó el baile en general.
Su mejor momento dentro de sus años en el ballet fue cuando su profesora la escogió a ella únicamente de todas las chicas de su grupo para bailar con los graduados de ese año. Profesionales a los que ella admiraba muchísimo. Ella dice que se enamoraba viéndolos bailar y esa fue la primera promoción graduada en “Linda Jelambi”, entonces para ella fue un honor haber bailado con ellos en esa presentación, llena de coreografías exigentes, vueltas, piruetas, bailes en pareja y preparación de varios meses en intensivo para presentarse delante de tanta gente. El miedo y los nervios estaban presentes, pero eso no le impidió honrar esa oportunidad. Aunque ella pensaba que nunca podría llegar a bailar con ese nivel, cuando la profesora la incluyó en esa presentación fue lo máximo en su carrera como bailarina de ballet, se sintió realizada y orgullosa de sí misma.
“El trabajo del bailarín no es solo bailar, sino expresar su mensaje con su cuerpo”, Albani Palencia.
Dejó de bailar por algunos años mientras se encargaba de su bebé y hacía su vida en Barranquilla, Colombia. En la actualidad, baila más estilos urbanos. Muchos estilos nuevos le han tocado la puerta y ella los acepta en su camino, aprendiéndolos y dando su mejor esfuerzo por hacerlo pulido, perfecto y con pasión.
La capacidad de Albani para enseñar el baile con paciencia, dedicación y sin celos también le ha ayudado mucho en su carrera como bailarina, pues es una mujer genuina, de corazón humilde y de buenos principios enseñados por sus padres.
Es increíble cómo después de algunos años sin bailar por emigrar, no se vio afectada su pasión por el baile, se mantuvo viva y le esperó el tiempo que fue necesario para ahora ser una bailarina contratada muchas veces al año en Colombia, donde reside actualmente.
Ella se mantiene en constante aprendizaje y encontró un grupo de bailarinas (su tribu), con quienes comparte la misma pasión por el baile y ensayan a menudo.
Ella expresa que ya en el medio, trabajando, se da cuenta de cómo aún existe esta competitividad entre hombres y mujeres, donde el hombre bailarín pelea por ganar más dinero en esta industria y tiene más oportunidades que las mujeres bailarinas. Llama a la razón apelando por el principio de la igualdad, ya que si ambos sexos están en el escenario dándolo todo, deberían ser retribuidos monetariamente en partes equitativas.
“Cuando me ausenté del baile me dolió muchísimo y cuando lo retomé me autosaboteaba sintiendo que no lo hacía bien; no me sentía satisfecha con nada, pero continué, y ahora me siento súper orgullosa de mí misma. A veces uno se siente muy incapaz, si tienes a tu lado a una persona que apaga tu brillo y que consume tu energía, lo único que necesitas hacer es alejarte de esa persona y enfocarte en ti”, Albani Palencia.
Una mujer llena de fuerza, constancia, compromiso y amor por lo que hace. Actualmente, ella trabaja como marketer y bailarina
@vidamarketingap
@albanipalenciaa
Que bella entrevista 🥰 una vez más la mujer empoderada 💪brilla ✨